martes, 9 de octubre de 2012

Normas de cortesía

Empiezan a aparecer reseñas de Normas de cortesía, una interesante primera novela de Amor Towles, como ésta de Jorge Pato García en El Imparcial.

Traducción de Eduardo Iriarte Goñi
Salamandra. Barcelona, 2012
 
Toda persona que ha visitado Nueva York reconoce de modo unánime que es una ciudad que te atrapa y te impresiona. Sus avenidas, sus edificios, su bullicio imparable. Una gran ciudad que siempre se cuela en esas conversaciones en las que se trata de encontrar una ciudad que pueda ser considerada el emblema del planeta. A pesar de que ha cambiado mucho desde los años treinta del siglo pasado, no cabe ninguna duda de que también entonces debía ser una ciudad que cautivaba a propios y extraños, que seguía siendo, a pesar de ser los años posteriores a la gran depresión del 29, un lugar donde ir a probar fortuna en busca de una nueva vida y del tan comentado sueño americano.
En ese escenario se desarrolla esta novela donde, aparentemente por el título, parece que vamos a encontrar únicamente un tratado de buen comportamiento social y refinamiento. Pero lo que realmente se oculta tras este título es una obra completa, redonda y sin duda de excepcional calidad para ser la primera de esta autora.
El día de Nochevieja y la celebérrima fiesta que se organiza ese día en Times Square es el punto de partida de una historia de amor que eleva a una joven mecanógrafa desde la gran masa de la clase media hasta las cumbres de la alta sociedad neoyorquina. Este ascenso implica una nueva forma de vida, nuevas amistades, concesiones que en otros momentos podían parecer impensables y, como consecuencia de esto último, aprender a valorar ciertas elementos de la vida y a establecer una escala de valores que puede que sea diametralmente opuesta a la del resto de personas con las que se codea en la “high society” de Nueva York.
Sin duda, el mejor maridaje entre el título de la novela y lo que en ella se relata es la delicada descripción de las formas y maneras en las relaciones sociales. La importancia de los ecos de sociedad de la prensa de la época, la caballerosidad que más de una mujer añora en la actualidad y así un largo etcétera. Una sociedad mucho más reglada en sus relaciones y más encorsetada, algo impensable en este siglo XXI de redes sociales y comunicación instantánea, y a veces irreflexiva, que nos acompaña a cada paso en la palma de la mano.
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